CIUDAD DE MÉXICO.– México se posicionó en 2023 como el sexto país más visitado del mundo, solo detrás de Francia, España, Italia, Estados Unidos y Turquía, de acuerdo con el informe International Tourism Highlights 2024 de la ONU Turismo. Sin embargo, más allá de las cifras récord, el país avanza hacia una transformación profunda en su modelo turístico, orientándose a la sustentabilidad y al desarrollo comunitario.
“México está transitando de un esquema tradicional basado en sol y playa hacia una visión más integral de turismo sustentable”, afirma Manuel Miroglio, profesor-investigador de la Universidad Tecnológica de León y especialista en turismo regenerativo. Este cambio, explica, no está siendo impulsado por los grandes polos turísticos como Cancún, Los Cabos o la Riviera Maya, sino por comunidades que han sabido proteger su biodiversidad y su patrimonio cultural.
De acuerdo con Israel Osuna Flores, académico de la Universidad Autónoma Indígena de México y autor del estudio Situación actual del turismo sustentable en México, los destinos masivos han comenzado a incorporar prácticas sostenibles, aunque “todavía resultan insuficientes para cumplir con los objetivos de desarrollo sustentable hacia 2030”.
Una nueva política turística: equilibrio, inclusión y territorio
El gobierno mexicano busca situar al país entre las cinco principales potencias turísticas del mundo mediante un modelo sustentable, inclusivo y territorialmente equilibrado, explica Miroglio. Este enfoque coexiste con el turismo tradicional que promueven tanto las grandes corporaciones como las micro, pequeñas y medianas empresas (mipymes).
De hecho, las mipymes continúan siendo el motor económico nacional, representando el 99.8% de las unidades económicas y más del 70% del empleo, según el informe Situación Regional en México. En el sector turístico, el empleo ha crecido 152% entre 2004 y 2024, convirtiéndose en el segundo rubro con mayor expansión laboral después de los servicios financieros.
Los “principios transformadores” que guían esta nueva visión —añade Miroglio— son el turismo comunitario, la conservación del patrimonio biocultural, el uso de energías limpias, la reducción de emisiones y la participación activa de los pueblos originarios. Estos esfuerzos buscan escalar posiciones en el Índice de Desempeño Ambiental de la Universidad de Yale, donde México ocupa actualmente el lugar 97.
Destinos que marcan el camino del turismo sustentable
Entre los referentes del turismo sostenible destacan cuatro destinos que combinan conservación ambiental, desarrollo comunitario y gestión responsable del territorio:
Pueblos Mancomunados de Oaxaca. Formados por ocho comunidades zapotecas en la Sierra Norte, han revertido décadas de marginación a través de una gobernanza comunitaria ejemplar. Desde 1994 operan la empresa Expediciones Sierra Norte, que administra 29 mil hectáreas de bosques y promueve el turismo ecológico mediante decisiones tomadas en asamblea.
Tepoztlán, Morelos. Este pueblo nahua, al pie del Tepozteco, frenó el avance de los megaproyectos turísticos en los años ochenta y noventa, apostando por el ecoturismo y la espiritualidad. Hoy, el 85% de los negocios pertenece a residentes locales, las franquicias están prohibidas en el centro histórico y las construcciones no pueden superar tres pisos.
Reserva de la Biosfera Sian Ka’an, Quintana Roo. Patrimonio Mundial de la UNESCO desde 1987, conserva selvas, manglares y una extensa zona marina. Las comunidades de Punta Allen y Muyil gestionan cooperativas de turismo sustentable, demostrando que la conservación ambiental puede coexistir con el desarrollo económico.
Reserva de la Biosfera Sierra Gorda, Querétaro. El movimiento ciudadano encabezado por Martha “Pati” Ruiz Corzo, Premio Ambiental Goldman 2001, transformó esta región en un modelo de gestión ecológica. Con 383 mil hectáreas protegidas, el Grupo Ecológico Sierra Gorda impulsa la educación ambiental, la reforestación y una red de 12 centros ecoturísticos comunitarios.
Un cambio desde las raíces
Estos casos, que van desde Oaxaca hasta Querétaro, reflejan una tendencia nacional: el turismo sustentable en México no depende de grandes inversiones, sino de la participación local y del manejo responsable del territorio.
“Estamos viendo un turismo que crece desde las raíces, sin comprometer su riqueza natural ni cultural”, resume Miroglio. Con esta estrategia, México busca no solo atraer visitantes, sino consolidarse como un referente global de turismo responsable.


