PORTADA de Diciembre: NVIDIA se posiciona como la empresa más valiosa del planeta.
En julio de 2025, NVIDIA alcanzó un hito histórico: se convirtió en la primera empresa pública en cerrar el día con una capitalización bursátil que superó los 4 billones de dólares (US$4.004 billones), al alcanzar un cierre en los 164,10 USD por acción. Esa cifra la catapultó por encima de gigantes tecnológicos como Microsoft Corporation y Apple Inc., consolidándose por un momento como la empresa más valiosa del mundo.
De hecho, según los datos más recientes, hacia finales de octubre de 2025 NVIDIA mantiene una valoración cercana a US$4.92 billones, lo que representa un aumento de alrededor del 48 % anual. Este crecimiento meteórico tiene detrás una combinación de factores: la explosión de la inteligencia artificial (IA), la demanda implacable por sus procesadores de alto rendimiento (GPUs) y centros de datos, y un entorno competitivo donde NVIDIA juega un papel estratégico.
La empresa, fundada en 1993 y cuyo centro de operaciones está en Santa Clara, California, ha pasado de tener una capitalización de unos 320 mil millones de dólares en 2020 a superar los 3 billones de dólares en 2024, y finalmente cruzar la barrera de los 4 billones en 2025.
Esta aceleración la convierte en la punta de lanza del ciclo de valorización tecnológica ligado a la IA.



¿Por qué este valor tan elevado?
En primer término, porque NVIDIA domina el diseño de GPUs de última generación que entrenan y operan modelos de IA, incluyendo grandes infraestructuras de data centers. Los analistas estiman que la compañía mantiene más del 80 % de la cuota del mercado de GPUs utilizadas para entrenamiento y desplegado de modelos de IA. Asimismo, la cifra de “valor por empleado” es emblemática: con aproximadamente 36 000 empleados y una capitalización en torno a los 4 billones, el valor por trabajador supera los 111 millones de dólares.
Desde una perspectiva de negocio, el salto a esta valoración no ha estado exento de riesgos: restricciones de exportación desde EE.UU. hacia China, competencia creciente y la necesidad de materializar las promesas de IA en ingresos tangibles.
Además, hay un sistema de flujo de inversiones detrás que potencia esta escala de valor:

En el centro del diagrama aparece NVIDIA ($4.5 billones), la empresa mejor valuada del mundo, que actúa como el eje del flujo financiero y tecnológico. Su papel es doble: por un lado, provee hardware esencial (GPUs) a empresas como OpenAI, Microsoft, Oracle e Intel; y por otro, invierte capital en startups y aliados estratégicos.
Por ejemplo, el gráfico muestra que NVIDIA acordó invertir hasta $100 mil millones en OpenAI, fortaleciendo su papel no solo como proveedor, sino también como actor financiero que influye directamente en el desarrollo de la IA global. Oracle, a su vez, gasta decenas de miles de millones en chips de NVIDIA para operar sus nubes y centros de datos, reforzando la dependencia estructural del ecosistema hacia la compañía de Jensen Huang. ¿Quien es Jensen Huang?

Bueno, solo el ingeniero taiwanés-estadounidense que fundó NVIDIA en 1993 junto a Chris Malachowsky y Curtis Priem. Nacido en Tainan, Taiwán, en 1963, Huang emigró a Estados Unidos siendo niño y cursó Ingeniería Eléctrica en la Oregon State University, además de una maestría en Stanford. Antes de fundar su propia compañía trabajó en AMD y LSI Logic, donde adquirió una visión profunda sobre el diseño de semiconductores. Desde su creación, Huang ha dirigido NVIDIA con un liderazgo enfocado en la innovación constante, anticipando el potencial de la computación gráfica y, más tarde, de la inteligencia artificial. Bajo su mando, la empresa lanzó la primera GPU moderna en 1999, sentando las bases para el auge actual de la IA y consolidándose como un emblema del liderazgo tecnológico del siglo XXI. OpenAI ($500 mil millones) aparece como el principal receptor y redistribuidor de flujos. Colabora estrechamente con Microsoft ($3.9 billones), su mayor inversionista, y mantiene vínculos con AMD, NVIDIA, Oracle y una red de startups emergentes (como Harvey AI, Mistral o Figure AI).
El gráfico muestra un entramado donde OpenAI se convierte en el cliente clave de múltiples proveedores de hardware (AMD, NVIDIA, Oracle) y al mismo tiempo un generador de demanda para todo el ecosistema. Por ejemplo, AMD le proveerá 6 gigavatios en GPUs, mientras que OpenAI obtiene la opción de adquirir hasta 160 millones de acciones de AMD, demostrando una interdependencia circular entre fabricantes y desarrolladores de IA.
Microsoft, Intel y Oracle completan la tríada de corporaciones que sostienen el flujo financiero y computacional.
- Microsoft provee infraestructura de nube y capital a OpenAI y Nebius.
- Oracle tiene un contrato de $300 mil millones con OpenAI para servicios de nube, además de inversiones masivas en chips NVIDIA.
- Intel y CoreWeave participan en el ecosistema mediante hardware alternativo y servicios de cómputo especializado.
En conjunto, el diagrama muestra que la industria de la IA no funciona como un mercado competitivo tradicional, sino como una red interdependiente, donde las principales empresas comparten recursos, financian a sus competidores y dependen de la misma infraestructura base (los chips de NVIDIA).
Este modelo, similar a un “ecosistema de cooperación oligopólica” o a la llamada “economía circular”, sugiere que el poder económico y tecnológico se concentra en unos pocos nodos interconectados. De esa manera, el flujo de dinero no sale del círculo, sino que se recicla entre las mismas corporaciones que dominan el sector.
Para México y América Latina en general, la relevancia de este fenómeno es doble: por un lado, muestra cómo una empresa que desarrolla hardware de alto valor añadido puede ganar una escala global; por otro, marca la pauta para quienes invierten, desarrollan o adoptan tecnologías de IA en sus negocios. En un año como 2025, donde la digitalización, automatización y la inteligencia artificial ocupan la agenda empresarial, NVIDIA se transforma en un referente inevitable.
El reto para los próximos años será convertir ese valor de mercado en impacto real: despliegue masivo de IA, sostenibilidad operativa, diversificación de ingresos más allá de los chips, y gestionar las implicaciones regulatorias y geopolíticas. Como apuntan algunos analistas, el camino hacia los 5 billones de dólares de valoración está abierto, siempre que los resultados confirmen las expectativas.
En conclusión, la historia bursátil de NVIDIA no es solo un espectáculo de números: es un espejo del cambio estructural que vive la industria tecnológica y económica. Su liderazgo en IA, su exaltación en bolsa, y su influencia global la colocan como “la empresa del momento” para entender dónde están los centros de valor en el mundo corporativo hoy. Para la edición de diciembre de Estrategia Magazine, este caso sirve como faro que brilla en la dirección de lo que puede esperarse del año 2026 dentro del mundo de los negocios y la experiencia de convivir en un mundo digital e hiper globalizado.


