Qué es el “slow travel” y por qué gana terreno entre los viajeros

Qué es el “slow travel” y por qué gana terreno entre los viajeros

ESTADOS UNIDOS.- La tendencia conocida como “slow travel” ha comenzado a transformar la manera en que los viajeros experimentan sus destinos, priorizando la profundidad de la vivencia sobre la cantidad de lugares visitados. Este enfoque, que invita a permanecer más tiempo en un solo sitio, ha ganado terreno entre quienes buscan una conexión más auténtica con la cultura local y un impacto ambiental reducido.

A diferencia del turismo tradicional, que suele caracterizarse por itinerarios apretados y desplazamientos constantes, el slow travel propone una inmersión pausada en el entorno elegido. Los adeptos a esta filosofía optan por explorar a fondo una ciudad, un pueblo o una región, dedicando días o incluso semanas a descubrir sus matices, costumbres y gastronomía. Esta forma de viajar responde a una creciente demanda de experiencias significativas, alejadas de la superficialidad de las visitas fugaces.

Uno de los principales argumentos a favor del slow travel es su efecto positivo en las comunidades anfitrionas. Al permanecer más tiempo, los turistas tienden a consumir productos y servicios locales, lo que se traduce en un beneficio económico directo para pequeños comercios, mercados y emprendimientos familiares. Además, la interacción prolongada favorece el intercambio cultural genuino, permitiendo que los visitantes comprendan mejor las tradiciones y valores del lugar.

Desde la perspectiva medioambiental, el slow travel contribuye a reducir la huella ecológica asociada al turismo. Al limitar los desplazamientos frecuentes, disminuye la emisión de gases contaminantes derivados del transporte. Esta práctica también incentiva el uso de medios de movilidad sostenibles, como la bicicleta o el transporte público, y promueve el respeto por los recursos naturales y el patrimonio local.Una pareja de mayores recorre un mercado cubierto en Osaka, donde faroles tradicionales conviven con la modernidad de las tiendas y el bullicio urbano.

El auge del slow travel se ha visto impulsado por varios factores. Por un lado, la saturación de destinos turísticos populares ha generado una búsqueda de alternativas menos masificadas. Por otro, la pandemia de COVID-19 modificó las prioridades de los viajeros, quienes ahora valoran la seguridad, la tranquilidad y la posibilidad de evitar aglomeraciones. Este cambio de paradigma ha llevado a muchos a replantear sus hábitos y a preferir estancias prolongadas en entornos rurales o ciudades pequeñas.

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